sábado, 16 de agosto de 2008

Vida mía

No puedo negarte que en esta noche fría, mientras los débiles grados de temperatura tiñen a este cielo que cae sobre mi, derrumbándose a pedazos por que tu no estas...
No puedo negarte que mi piel suplica el calor de tu cuerpo, devolviéndome a la vida.
Es tan difícil poder ser clara y condescendiente en mis palabras, ser justa con lo que siento sin olvidar lo que debo. El sabor de comprender que no todo lo que queremos es lo que necesitamos se torna amargo, casi letal.
Mi teléfono, no suena, parece muerto, ya no contesto mensajes y desvió llamadas.
El perfume que me regalaste, aquel que encendía tu sexo con tal solo desnudarlo con los sentidos sigue intacto, como si el también quisiera resguardar, apaciguar en el tiempo su hermosura hasta tu regreso.
Algo de mi, algo de lo que fui me susurra al oído que regresaras, algo de estecielo gris, de estas estrellas deslumbrantes me aseguran una felicidad secreta. Pero la realidad es otra, la realidad es que el café que preparaba para esperarte por las noches esta frió, los cigarrillos que compartíamos mirándonos a los ojos, cuidando nuestras almas sin temores hoy saben amargos, la ropa que olvidaste lleva con ella la presencia de lo pasado, de lo anticuado. Mi pelo se encuentra mucho más largo que la última vez que se entrego a tus brazos, mi cintura podrías tomarla con una sola mano si fuese necesario, y mis ojos ya no se reflejan en los cristales, ellos te buscan por la ciudad sin descanso, ellos se pierden encontrándote, ellos te extrañan maldiciéndote.
La cerradura es la misma, ya veras que algunas cosas no cambiaron. Por eso amor, las mismas paredes que el invierno pinto de lejanas esperan tu fragancia, la suavidad de tus ojos, la locura de tu alma.
Por eso amor, la misma mujer te espera en los sitios donde nos asesinábamos de amor, nos anestesiábamos descansando el dolor que nos comprimía.
Por eso vida mía, aunque sepa que tu corazón continua por inercia, y tu alma te abandono, sigo a tu lado para tomar tu mano, despertar junto a tus labios en un amanecer que nunca nadie, jamás, haya conocido, una amanecer de sol tibio y brisa dulce, aquel amanecer en donde las promesas sean promesas y respiremos sin compromiso, mas que el ser feliz.

martes, 12 de agosto de 2008

Mi cielo...

Hoy mi cielo esta gris, hoy el aire altera, hoy los pasos irritan y el incesante ruido del reloj consumiendo mi vida es mi compañía. Hoy los recuerdos se desprenden de aquellos cuadros estáticos de la mesa de estar, hoy los fantasmas rondan por la casa en silencio, con ese sabor a lo que fue y ya no volverá.
Vienen a mi con esta brisa que eriza mi piel, cierra mis ojos y me traslada a mi niñez, esos años en donde nada parecía lo suficientemente malo como para no sonreír, donde las calorías no latían en mi cerebro como un demonio al oído. Donde mis pies corrían por el césped de la casa de ventanas grandes, de iluminación destellante, de olores cotidianos. Todo es tan lejano, mis pies ya no saben lo que es andar sin tacos, las ventanas se convirtieron en un retaso de vidrio de pocos centímetros, y los olores solo saben a muerte.
Hoy en esta noche, en este cielo, en estas estrellas necesito anestesiar mi alma, mi historia, por días quizás, por meses.
Emprender una vida como la que soñé alguna vez, sin tenerte a mi lado suena lógico pero no tiene magia, despertarme a las mañanas sin tu cuerpo abrazado al mió suena positivo pero falta calor.
Mi mente es lastimada por estacas que se clavan sin piedad, mi corazón parece estar olvidándose de latir, mis pulsaciones se fueron a París.
Siempre creí en la vida, siempre luche a pesar de que nada fuera un paraíso, siempre le ordene a mi cuerpo en un esfuerzo espantoso el no morir en una cama, el volver a creer, el volver a confiar, pero hoy no me encuentro ni a mi misma, hoy el espejo se rompió, y mi boca sangro, hoy mis costillas sintieron el desgarro del pasado sobre mi.
Querer vivir, con esta anorexia que me atrofia el alma, perder el limite, no tenerlo para no importarme si son unos 45 o 35 kilos lo que me muestra la balanza.
No siento dolor porque ya no podría haberlo mas, mis umbrales se superaron ampliamente sin voluntad. No reclamo, no exijo ni estoy molesta con esta vida, pero hoy puedo decir que no quiero vivir.

jueves, 7 de agosto de 2008

...

Presionar la gillette, dibujar el espacio, acortar los segundos, para que pronto la piel se desgarre, se parta, se quiebre y la sangre comience a dar su fruto, uno fruto incierto, desconocido pero con olor a vida.
De pronto el espejo visualiza como nadie, la sangre que sobresale tiñendo mis brazos, ocultando mis ojos, lastimando mi respiración.
Volves a mi mente en palabras rancias, en palabras envueltas en egoísmo, en drogas y alcohol.
Mi mente, mi cuerpo, mi alma sufren esa confrontación espantosa que conocí cuando te vi, cuando me hablaste, cuando me transformaste. Amarte y extrañarte para no tenerte, para no volver a verte nunca más, tomar tu mano, defender tu vida, luchar por tu salud para que puedas ser feliz sin estar a tu lado.
Hoy en esta noche fría, desierta, con una brisa fúnebre que desampara a este cielo que se funde con el oscuro de mi pelo y el destello de mis ojos, te pido que seas feliz, te explico que a pesar de los años, a pesar de que la historia continué te amare de esta forma inexplicable, de esta forma que agota mi cuerpo pero fortalece a este corazón agotado cada ves que te encuentro.
No tenemos futuro, porque asesinamos nuestro pasado e insultamos este presente, tuvimos una luz que se desvaneció en mi vientre, tuvimos promesas, tuvimos mentiras, para no tener nada, porque nunca entendiste que mi amor bastaba, porque nunca entendiste que el amor es algo por lo que se lucha, porque nunca respetaste al tiempo y hoy sos esclavo de el.
Porque hasta que mejores, hasta que tu hijo te pueda ver jugando con el sin una jeringa a tu lado, sin un vaso de alcohol o sin recordar quien sos no voy a dejarte, porque deseo que puedas vivir, que puedas darle a ese bebe hermoso todo aquello que no pudimos darle a nuestro hijo, que hoy nos mira desde el cielo esperando sentirse orgulloso de sus padres.
Te amo con fe, te amo con esperanza, pero sin ilusión de amanecer juntos...

domingo, 3 de agosto de 2008

Nuevamente

Camino bajo un cielo negro que se siente gris, camino por veredas resquebrajadas por esa brisa silenciosa que tiene el viento, cruzo calles eternas, las mismas que son testigos de los miles de accidentes cada día. Acaricio lo poco que dejo este invierno, personas siguen a mi lado con su vida, su ritmo y su rutina.
Podría encender un cigarrillo, pero la incesante lluvia sabe a soledad, esa soledad escalofriante, esa que estaba dormida en mi alma y que hoy mientras las gotas de agua se hacen densas se despierta con más fuerzas para arrasar con mi vida. Los fantasmas que se habían ido por las noches hoy regresan sin invitación, se trepan por mi ventana, invaden mi cuarto, mi vereda, mis lugares, me hablan al odio, me seducen, me toman, me ultrajan para desvanecerse por la mañana cuando el ruido mecánico de un despertador irrumpe mi sueño, mis articulaciones y transforma a mis ojos en marchitos.
¿Cómo puede ser que alguien me hable y no escuche? ¿Cómo puede ser que los abrazos sean ráfagas de viento sobre mi piel? ¿Cómo puede ser que día tras día mi agenda telefónica se llena de números, de conocidos y algunos que podrían serlo y no lo son?
¿Como explico este desgarro que sufre mi alma, este golpe concreto a mi memoria, esta debilitación de mis huesos, el sin sabor del espejo, la lejanía de mi mirada, las palabras que calla mi boca?
El tiempo pasado esta en flor de piel, comprendo que a pesar del paso natural de los meses hay cosas que no se pierden jamás, esas cosas que se transforman, se aletargan, se fortalecen en cada etapa de la vida.
Algo me dice mientras el aroma del café desde la cocina invade mis sentidos dulcemente, mientras de mis ojos caen lágrimas que se ocultan entre maquillaje y esta lluvia sin deseos de parar que la soledad me busca nuevamente, me toca, me acaricia, me deslumbra para luego, una vez mas, sonreír con malicia porque logro su cometido:
Ya no me encuentro.