martes, 22 de julio de 2008

Amar con rutina


Soledad y Martín llevaban ocho años de relación, una relación perfecta, soñada. Se habían conocido por esas casualidades nada casuales del destino, ella salía del colegio al cual había asistido desde pequeña, cursando el último año de la secundaria.

Soledad era sin duda una joven con toda la vida por delante, pero su alma no coincidía con la edad de su cuerpo, algo en ella, secreto, oculto había vivido varias vidas.
Martín, sin embargo cargaba con unos bien llevados 35 años, su esposa había fallecido en un accidente de tráfico y él se había prometido no volver a comprometer su corazón.

Aquel día de julio del 2000, cuando el cielo gris parecía teñir la ciudad con un frió despiadado, Soledad cruzaba la calle con el movimiento inocente del uniforme acuadrille, Martín conducía su auto mientras que su celular comenzó a sonar, desvió la mirada, perdió la concentración con la que solía manejar…

De pronto con unos pocos centímetros de milagro, él había presionado el freno justo en el mismo segundo que ella camina sin mirar, abstraída del mundo, de los compromisos…
Ella lo miro con esa mezcla dudosa de odio y culpa, él descubrió tras la orden decidida de su corazón ante aquella mujer que sus ojos tenían un brillo de vida, un brillo cargado de esperanza, de ilusión la misma que el había perdido y que sin deseos, ni proyectos pensaba volver a conseguir.

Se quedaron en silencio varios segundos que parecieron la detención indiscutible de esa vida automatizada a sus pies, hasta que el ruido desesperado de una bocina los volvió a las realidad: estaban parados en medio de una de las avenidas mas caóticas de su ciudad y sin embargo no importaba lo suficiente como para privarse del sonido suave de los latidos del corazón.

Soledad subió a su auto, mientras él le pedía de mil y una formas disculpas por esa maldita costumbre de atender el celular cuando va manejando, ella le sonreía, mientras dejaba al desnudo sus piernas con aquella pequeña pollera.
Desde ese momento, se dedicaron un café mezclado de risas, sonrisas cómplices y miradas que anticipaban que esta historia tendría mucho más que un encuentro…

Desde aquel momento, ellos no se separan, desde aquel momento el volvió a descubrir el amor, la fuerza del despertar junto a ella dormida a su lado. Ella estudia la carrera que siempre soñó y el tiempo que están juntos es el contrato sin la aprobación de la ley.

Sin embargo, algo se resquebrajo, hace unos meses los invadió la rutina, los horarios opresores, las noches de discusiones, las caricias imaginarias y besos esclavos del trabajo. Se ven pocas horas al día, y gran parte de ellas se tiñen de peleas, de esas palabras que ninguno siente pero que no se cuidan al pronunciar.

Comparten la casa que al comprar hace años atrás, tras la decisión de vivir juntos juraron ser un hogar lleno de hijos y felicidad. Hoy ese lugar, esta sin hijos por la dedicación casi obsesiva de Soledad por su carrera. Martín ya tiene más de cuarenta años, y sus sueños de ser padres se van desvaneciendo en cada discusión.

Ellos se aman, pero por primera ves la diferencia de edad e ideales en esta vida empieza a pesar, la monotonía los acompaña hasta en la cama y todo aquello que se imaginaban se diluye como el viento.

Se miran a los ojos, se desconocen, no comprenden cuando ni porque su relación comenzó a decaer, cuando los besos apasionados se transformaron en reproches injustificados, cuando las palabras dulces al oído se transformaron en gritos sin explicaciones.

¿Cuándo dejamos de soñar juntos?, se preguntaba Soledad.
¿Cuándo dejamos de pensar en el futuro?-lamentaba en silencio Martín.

Ambos sabían que ocurría, ambos sabían que aunque las razones no sean claras sus años de pareja se escapan por las ventanas de la casa. Pero era más fácil mentir y callar…antes que aceptar y afrontar.

Soledad salio en busca de aquello que no tenia desde hacia meses, mientras él se refugiaba plenamente en su trabajo.
Ella jamás había sido una mujer infiel, ni siquiera la idea de otros brazos despertaba sus fantasías, pero estaba harta de respirar rutina, harta de no sentirse deseada, ni amada.
Se encontró con un hombre de su misma edad, en un bar. El tenía en su boca la propuesta tentadora de la vida que ella soñaba y no tenia: atención, comprensión, libertad sobre toda las cosas…ella no buscaba una familia, ella solo quería noches de sexo y amor por las tardes. Este nuevo aire fresco llevaba el nombre Tomas, tan distinto al hombre del cual se había enamorado hace ocho años atrás.

Comenzaron a verse a escondidas, con revolcones fugitivos en hoteles corrientes, ella reía antes sus chistes y dejaba su presente en la mesa de luz antes de desvestirse.

Martín se había perdido, estaba sin rumbo, comenzó a entender que el trabajo no llenaba la vida de un hombre, que su complemento era Soledad, aquella mujer que había descuidado, olvidado pero que sin embargo seguía amando más que nunca.

Una tarde, él llego temprano del trabajo, ella terminaba un trabajo en la computadora.
Traía con el un ramo de jazmines, los mismos que a ella tanto le gustaban.
Soledad vestía una camiseta blanca que enseñaba el paso invisible de los años sobre su cuerpo, como la obra de arte mas hermosa que alguien podría obtener.

Martín se acerco con un beso que envolvía esos aires de recomponer la relación, ella lo alejo educadamente, mientras su rostro se volvía serio, distante, despreocupado y su boca delicada balbució con fracaso…

-Me voy Martín, esta misma noche. Hace meses que siento que no puedo parar la ruptura del amor que algún día sentimos. Yo no puedo hacerte feliz, vos queres hijos y yo todavía no termino mi carrera. Ya no nos entendemos ni por las mañanas ni al caer la noche. Te juro que te ame con locura y luche por esto hasta al final, pero no mas…

-¿Hay alguien mas?-pregunto él mientras las palabras que acaba de escuchar no tenían un aire a sorpresa, era como si fueran presente desde mucho antes…
-Si, pero nuestra relación se acabo mucho antes que yo lo conociera a el. Esta persona que conocí no es la responsable, nosotros no fuimos sinceros e intentamos mentirnos a los ojos con algo que no funcionaba.

Martín respiro con dolor, mientras sentía como su corazón le reprochaba volver a sentir lo que era morir de amor. Soledad se alejo de su presencia en busca de las valijas que en minutos llenarían el departamento de Tomas.

Ella sin duda ya no lo amaba, su amor se había desnutrido por la rutina, por la falta de intereses en común que tenían. Él la amaba, pero amaba a la niña que había conocido hacia ocho años atrás, no a esa mujer desconocida que hoy se perdía tras la puerta de una casa que espero un futuro y vio acabar un presente…

Sin dudas su amor había sido fuerte, había sido real y sincero, pero ambos dejaron de alimentarlo, de llenarlo de sorpresas, de fantasías. Ambos se entregaron a la comodidad de la compañía y no al escuchar los deseos del corazón.

Ella hoy es feliz con Tomas que le ofrece todos los matices en sus ojos.
Él tiene una hermosa mujer que lo espera por las noches, con la cena lista y una vida en su vientre que jura amor eterno.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

como prometi aqui estoy..luego voi a leer las otras entradas..me gusto mucho la historiia..de verdad y me alegra tener noticias tuyas..un beso

braking__free


mi blog:
http://laagrimasdesal.blogspot.com
te espero :)

Anónimo dijo...

es hermoso que te hallas podido hacer un blog mi vida, realmente es lo mejor.
Le podes poner musica, no tenes limite de comentarios, no te lo van a cerrar nunca y es un cacho mas privado que el fotolog, la verdad muy buena desicion.
Yo al mio lo tengo abandonado por que simplemente me descargaba con cosas muy puntuales que hoy ya tengo el gusto de haberlas dejado un poco en el olvido, solo en el olvido.. uno nunca sabe cuando puede renacer. Igualmente... aca no importo yo sino vos.
Ya comenzaba a extrañarte y las veces que te hablo por chat no te encuentro o no estás para hablar. Quiero saber de vos! omo andas y tus cosas... siempre te dije que es hermoso saber como van tus cosas y todo eso... realmente podríamos acordar un horarios y charlar un poco.
Un beso In :)
te quiero mucho :)

camaleonica dijo...

simplemente me encanta ,
me llegan las cosas que escribis :)
solía dejarte comentarios en el flog , yo tengo fotolog.com/danita_bohemia_
que andes bien

Anónimo dijo...

en los dias que pasaron intente entrar a tu flog y lo habian cerrado, pense en mandarte un mail para hablar un poco pero hoy sorprendentemente abri mi correo y ahí estaba tu mail con pagina nueva. En el otro no te podia firmar porque no tengo flog asiq acá estoy ahora haciendo lo que varias veces quise hacer que es firmarte.

Besos que estes bien o que por lo menos intentes estarlo.

marianela dijo...

Creo que me firmaste el blog, digo creo porque hice clik en el vinculo y no se habilito el perfil entonces supuse que deficcionyrealidad no era tu nombre sino el del blog jeje .. si efectivamente sos vos, muchas gracias por tu comentario, me alegro mucho ! ... y si no sos, te digo que tu blog esta muy bueno, me gustaron mucho tus historias ..

abrazo ! :)

Paloma dijo...

ufff q historia... se supone q tiene un final feliz para los dos pero me dejo medio estrujado el corazón...