domingo, 20 de julio de 2008

Amor que no fue...



Su cuerpo se deslizaba como la brisa suave de un verano, su pelo formaba la conjunción perfecta con su anatomía.
La música habitaba en las paredes del lugar, entre humo y amores fugases.
Ella era conciente de su belleza, de su encanto sin igual, de su mirada intensa. Sabia que podría tener al hombre que deseara sin dificultad y sin embargo esa seguridad que encontraba, ese contrato ideal que le había dado su belleza la alejaba de sus sueños, de ese anhelo fugitivo de procrear, de esos besos olvidados al marido que nunca tendría. Era una descreída en el amor, era el demonio de los hombres que se cruzaban en su vida, ella los enamoraba, tendía sus redes, ofrecía su sexo pero violaba sus almas. En su rostro no solo las luces tenues de un maquillaje marcaban la diferencia sino ese aire agobiante, cargado de placer que entregaba en cada paso.
Su cuerpo parecía estar en transe mientras alrededor unas amistades tomaban algunos tragos. Todos los hombres se volteaban a mirarla, imposible, soñada, inalcanzablemente bella, era la utopía de cualquiera y el deseo prohibido y suicida de todos.
Desplegaba sus encantos con descaro, sus movimientos parecían látigos sobre la piel, y su mirada tenia esa mezcla de tormenta y calma, de esperanza y desilusión.
Su corazón hacia años que no servia, latía por esa costumbre inerte de estar viva, pero ya no sentía, todo era igual, no había colores, no había sorpresas. Un amor lo había ultrajado hasta lo mas profundo, desgarrando el amnis violentamente, acortando la respiración, desplegando lagrimas y suspiros por ese amor que nunca fue, por eso amor que ya no seria…
Una luz destellante ilumino su rostro, convirtiéndola en el ángel mas puro que alguien podría haber visto, sus ojos se abrieron después de estar marchitos durante tanto tiempo…
Su mirada tenia un rumbo por primera ves, se había fijado en aquel sitio, directo a ella, con unos pocos metros de distancia que a pesar del gris del aire y ese olor seco que desprendían estos lugares había logrado estremecer sus sentidos, erizar su piel, excitar su cuerpo y sin comprenderlo, desesperada, exaltada, con ese temor de que solo fuera un sueño se encontró con él.
Ambos se miraron, él cargaba unos jeans sañejos y una camisa blanca, ella un vestido rojo suave de seda con el cabello suelto la definían como un diamante. Su corazón evoco un golpe imperante, como si estuviera vivo, su mirada ya no obedecía a su razón que le decía que olvidara a aquel hombre, que nadie merecía su amor.
Sin embargo, la sangre comenzó a correr por sus venas como un cause natural, todo parecía normal, común, de pronto respirar ya no dolía y podía jurarse que no necesitaba comprender porque deseaba buscar su presencia, tomar su mano y fundirse en su cuerpo.
Alguien le dijo un piropo burdo en el oído, era un hombre insignificante ante su mirada altanera, el explicaba que jamás había visto belleza semejante, aquel hombre que no la conocía que debería temerle le ofrecía un futuro intenso, solidó todo aquello que ella pensaba hasta en sueños con melancolía de algo que jamás seria real. Lo miro molesta, mas molesta que nunca por haberle robado la contemplación de EL que había quedado gravado en su retina, como la radiografía justa por miedo a olvidar.
¿Qué estaba sucediendo? ¿Donde había quedado su promesa entre sangre y lagrimas oscuras de no volver a enamorarse? ¿Como ella, con su encanto podría estar entregándole todo lo que era, lo poco que quedaba en su ser a un extraño? ¿Su orgullo, su pasado, sus conquistas victoriosas se desvanecían por un hombre?
El tenia en el iris el brillo que lograba desnudar su alma, dejándola desprotegida, recorría su cuerpo suavemente con la mente dándole el placer mas inmenso que noches de sexo desenfrenado no habían logrado.
Era el amor que acariciaba como el mar la arena de su piel, cada célula, cada partícula, era el amor el que la respetaba siendo indecente, era el amor el que la enojaba ante su razón pero que no se alejaba.
El comenzó a caminar, convirtiendo a los metros que los distanciaban en sus bocas frente a frente, las dos deseosas, urgentes pedían a gritos su encuentro, algo les decía que a pesar de haber compartido su cuerpo con otras parejas eran inexpertos en este nuevo juego, en este nuevo presente. Ella era tan segura, sin limites, con una experiencia que no coincidía con sus pequeños años, el cargaba unas líneas en su cara que delataban su edad
Tomaron sus manos, leyendo el deseo de su alma, se abrazaron sin palabras, convirtiendo al cuerpo en la lengua universal que no necesitaba dialectos.
Se miraron a los ojos, formando un solo sentimiento…los labios de aquella mujer pintaban un rojo intenso que se deslizaba calidamente por su cuello con besos suaves, delicados, con pasión temerosa e irresistible, él se convirtió en el envidiado de todos los hombres que rodeaban el espacio. Nadie comprendía como una persona común, sin encantos visibles hubiera conquistado aquella mujer irresponsablemente bella.
Necesitaban hablar, escuchar sus voces, sentir que eran como las habían imaginado, el destino los había creado para elegirse sin preguntas, sin horarios, sin urgencia, para todo la vida…
Él susurro a su oído sin poder creer que la estremecía entre sus brazos:
-Veo en tus ojos cuanto has sufrido, veo en tus ojos esa niña oculta que nadie descubre, veo en tu cuerpo esa mujer irresistible, veo en cada parte de ti ese miedo a escuchar tu corazón y dejarte llevar…-
Una lagrima se deslizo por su rostro, corriendo su maquillaje, en otras ocasiones esto hubiera generado el peor de sus humores pero incluso lo detestable era agradable a su lado.
Beso su boca mientras él comprobaba que sus labios tenían un gusto dulce, el mas dulce de todos, que su piel era carmesí sobre un rió intenso, que esa mujer era furia en la intimidad y compañera ideal en cada día.
Ella se alejo, dejándolo deseoso de sus caricias, de ese olor a fragancias únicas que tenia su piel, al roce de su largo cabello con sus hombros. Tomo su mano que era el doble de la suya, lo miro a los ojos como jamás lo había hecho. Se estaba desnudando entera para él y le dijo:
-Te elegí desde el primer momento, pero no puedo borrar mi pasado, ni pedirle a mi memoria que anestesie los recuerdos. No soy mujer de nadie, soy mujer del tiempo de cada estación, soy mujer de la naturaleza no de los humanos, no te puedo ofrecer más que mi amor inseguro e hiriente. Si alguna ves me extrañas por la noche y tu mente evoca mi presencia ahí estaré junto a ti, mientras tanto le pediere al cielo que seas feliz.

Y se perdió entre las sombras, en la huida mas dolorosa de su historia, el la siguió con cada parte de su ser, como quien observa una obra de arte que a pesar de admirarla jamás podrás tener porque su precio es inaccesible.
Y ese fue su primer y ultimo encuentro, la última vez donde sus pieles fueron testigos de aquello que callaron.
Él se caso con una mujer común que nadie voltearia a mirar pero que le da la seguridad para no perderla, para que no jueguen con su corazón. Ella, sin embargo esperaba al salir de ese sitio que él fuera distinto a los demás, lamento que no hubiera podido entender que sus palabras eran la mentira del demonio que habían creado los fantasmas en ella. Esas palabras que retumbaban en su mente…tan solo un: no te vayas. Hubiese bastado.
A pesar de los años sus almas se extrañan, se buscan y se encuentran por las noches en habitación abandonadas e imaginarias sin promesas vanas ni te amos incumplidos.


Ella asesino su presente por un pasado que dirigía su vida y él dio por premeditado que una mujer así jamás podría amarlo.

No hay comentarios: